Articulo

Aquí no ha pasado nada

La campaña de “limpieza de imagen” que el club está llevando a cabo desde hace un par de semanas es muy loable, y muy noble por parte del club en el sentido de que hacerse en parte responsable de los escarceos de Villa con Madrid y Barça ayudan, y mucho, a calmar las iras de “el del gorro y la bufanda” hacia el asturiano.

Pero lo que no puede pretender Villa es tomarnos por inocentones. El “Guaje”, tras recibir la notificación de que quizá sería vendido este verano, estuvo durante semanas “loco por la música” procedente de la capital de España y de la Ciudad Condal. Lógico y normal, dado que se trata de dos de los equipos de fútbol más grandes del fútbol mundial. Algo menos en el caso del conjunto merengue, pero en lo referente al Barça el delantero se posicionó claramente desde el principio a favor de fichar por el club blaugrana. Su ídolo de la infancia, Luis Enrique, le dijo que se marchase hacia allí. El técnico del Barça, Pep Guardiola, le llamó varias veces para decirle que él y sólo él debía ser el estandarte de su nuevo proyecto. Txiki, Laporta… Todos querían al “Guaje”, y Villa se dejaba querer.

Efectivamente, dejarse querer no es delito. Como ha dicho Villa hoy, el no ha “matado a nadie”. Pero tampoco debe pretender que se olviden su reunión, a espaldas del club, en Asturias con Txiki Beguiristáin. Ni tampoco los tejemanejes de su representante, Jose Luis Tamargo, todo un experto en el milenario arte de medrar y que, según lo escuchado hoy, parece que seguirá siendo el agente de Villa… pese a que el sentido común nos dice que el asturiano debería haber despedido a su representante “ipso facto” tras fracasar en su salida del club.

Villa es un tío inteligente, y seguro que este año lo dará todo por la camiseta del Valencia. Pero todo lo ocurrido debe hacerle reflexionar, y pensar en lo cerca que ha estado de convertirse en un nuevo “caso Mijatovic”. De hecho, algunos aficionados todavía recelan del “Guaje” tras sus tonteos con otros clubes este verano. La afición perdona con facilidad, pero le cuesta un poco más olvidar. No hay más que ver, por ejemplo, lo sucedido con David Albelda. Un poquito más de sinceridad, y no tanta mascarada, se hubiese agradecido este mediodía en la rueda de prensa. Pero la campaña de lavado de imagen debe continuar para que Villa pueda, en el año del 90 Aniversario, ser el símbolo de un club que lleva tiempo buscando un faro y un referente para su afición.

Todo arreglado… y aquí no ha pasado nada.