Articulo

¿Hay que meter siempre tres para ganar?

La primera parte, sin ser un tostón, sí que dejó bastante que desear a nivel anotador. Ambos equipos saltaron al verde de Mestalla con la clara intención de buscar la portería contraria. En esa faceta, el Valencia buscó con ahínco la meta de Amelia, con disparos de Mata y Silva que estuvieron cerca del éxito. Tampoco se quedó atrás el Génova, cuyo sistema (con tres centrales cerrando y un mediocampo muy poblado) se demostró excesivamente arriesgado ante un equipo contragolpeador como el conjunto de Emery. Y el planteamiento de Gasperini tuvo premio, tras un córner, el rechace posterior devolvió la pelota al corazón del área y David Navarro, “enganchado”, propició que la posición de Floccari fuese legal a la hora de rematar. Fue un “churro”, pero el 0-1 al filo del descanso llevó la inquietud a la grada.

El descanso sirvió para aclarar ideas y, sobre todo, para reafirmar el planteamiento: acosar y “achuchar” al Génova hasta lograr el empate. El premio llegó, como no, merced a un magistral pase de Banega. El rosarino, inconmensurable, crecido, enorme, asentado, mandó un balón raso y profundo a Silva, que le “comió la tostada” al defensa Papastathopoulos y cruzó la bola ante la salida del portero. Corría el minuto 7 de la segunda mitad; tres minutos después, otra jugada mágica de los “bajitos” puso al Valencia por delante. Zigic remató en boca de gol una jugada eléctrica, al primer toque y sin dejar tiempo a los defensas italianos a encontrar su sitio en el césped.

Con el Valencia por delante en el marcador, los aficionados de Mestalla se miraban unos a otros: “¿Nos volverá a pasar?” Sí, volvió a pasar. El Valencia volvió a desperdiciar su ventaja, tras un penalti absurdo (y algo riguroso) de Mathieu. Kharja convirtió con tranquilidad para igualar el partido. Instantes después entró Villa… y el panorama cambió, para bien, en Mestalla. El “Guaje” es el peligro personificado, y a pocos minutos del final recibió un clamoroso penalti que él mismo se encargó de transformar.

Pero todavía quedaban dudas en el aire. Unas dudas que Emery, con buen criterio, dando entrada a Maduro por Albelda y dejando a Banega sobre el césped, se encargó de disipar. El Valencia tuvo un par de ocasiones más para ampliar su cuenta goleadora, pero lo importante es que se retuvo el control del balón, no se concedieron ocasiones y se “embastó” la victoria. Siguen habiendo ajustes pendientes en defensa… pero mientras se marquen más goles de los que se encajan, la cosa marchará bien. Así concebía el fútbol Cruyff... y lo cierto es que al holandés no le fue mal en los banquillos.