Portada / Comunidad

Villa firma el arte

Silva puso el ingenio y la clase; Mata, la rapidez y la precisión, y Villa, el toque de distinción. Con estas cualidades fabricó el tridente mágico de este Valencia una obra de arte convertida en gol. En golazo, de una plástica y belleza probablemente insuperables. Ver lo que hizo Silva marchándose de dos contrarios fue realmente precioso. Entregó el cuero a Mata y éste, sin entretenerse, lo puso en los pies de Villa. Con su culminación llegó el éxtasis. Taconazo del killer de espaldas a la portería y lo dicho: golazo. Entre los mejores en años por su ejecución, belleza y dificultad.

Corría el minuto 66 de juego cuando la obra de arte quedó plasmada sobre el bien cuidado césped del recinto bético. Los aficionados locales, aunque dolidos, reconocieron su majestuosidad. El Betis se hundió y el Valencia creció. Empezó a gustarse y ofreció quince minutos de máxima calidad, siempre con los tres espadas como protagonistas. El festival, sin embargo, no había terminado. El recital, breve pero intenso del tridente mágico, contagió al resto, que se puso las pilas.

Así llegó el segundo tanto. Joaquín metió el balón entre los centrales locales, un poquito en diagonal, Edu controló y sirvió al centro donde aguardaba Villa, quién si no, para empujar a la red, a placer. El partido estaba ganado, a pesar del arreón final del Betis, que logró dejar en mínima la diferencia gracias al tanto de Oliveira, que fusiló a César.

A pesar de la emoción final, achuchando los verdiblancos aunque sin orden, en la retina de cuantos se dieron cita en el Ruiz de Lopera quedaban para los restos los dos tantos del Valencia, con regusto especial para el primero, aunque sin desdén para el segundo, también trabajado y vistoso.

Dos tantos conseguidos por el de casi siempre. Esta vez no marcó Mata. Lo hizo Villa por partida doble, para ponerse entonces a un gol de Eto’o luego marcaría el camerunés y sumar 25, cantidad con la que iguala sus mejores número. Sin duda, superará esta cifra para establecer un nuevo registro en su espectacular y creciente carrera. Dos goles para la historia y para marcar un tramo final del encuentro espectacular.

La primera mitad fue realmente placentera para los protagonistas. Tanto como aburrida, excepto en sus diez últimos minutos, cuando el Betis decidió meterle un poquito de profundidad a su juego, tal vez espoleado por las protestas de su propia afición, que no entendía la apatía y conformismo, casi temor, de los suyos. Y es que el Valencia fue el dueño del balón durante casi todo este primer acto. Controló, marcó el tempo del encuentro, pero careció siempre de ese último pase que aprovechara uno de los delanteros para culminar la jugada.

Un último pase que brilló por su ausencia ante la falta de conexión entre medular y delantera. Edu trató de distribuir, acertando en ocasiones, dando criterio al fútbol, pero estuvo demasiado solo en esta faceta. En las bandas, ni Pablo ni Mata desbordaron; lo intentaron, pero sus esfuerzos fueron siempre baldíos. Ante semejante impotencia, se probó fortuna desde media distancia. Villa, Pablo y Mata remataron desde fuera del área, pero con escasa precisión, sin llegar siquiera a asustar.

El calor lo acusaban los futbolistas. Fue una de las causas del ritmo cansino que le daban al partido. El Betis daba la sensación de que el empate le servía y evitaba correr riesgos de todo tipo. Y como cuando uno no quiere, dos no riñen, los valencianistas aceptaron incomprensiblemente el trato y jugaron también al paso. Tocaban y tocaban hasta desesperar. El empate sin goles era bueno para ambos.

Pero al Valencia le pudo costar caro el absurdo compromiso. En seis minutos, en el 34 y el 40, Rivera primero y Oliveira después pudieron colocar un 2-0 en lo alto, de haber aprovechado sendos errores de la zaga blanquinegra. El ex levantinista se plantó solo ante César y la portería se le hizo pequeña. Y el posterior remate con la cabeza del brasileño lo salvó el portero valencianista, forzando córner.

Tras el descanso llegó lo ya relatado. Con la fresquita apareció la inspiración y el triunfo. El gol del ex valencianista Oliveira no supuso sufrimiento. Para entonces estaba todo decidido. El Valencia había sumado su quinta victoria consecutiva, en su particular escalada. La Champions está más amarrada. Tiembla, Barcelona.

Por Las Provincias el 23 de Abril, 2009