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Fernando: Crónica de una destitución anunciada

Que Fernando Gómez haya ido "per l'aire" no debería sorprender a la afición valencianista: el desencuentro entre el director deportivo y Manuel Llorente era evidente desde hace tiempo. Opina sobre este artículo.

"Manolo, vete a la mierda". Con una frase tan contundente como explicativa abandonaba Fernando Gómez el despacho de Manuel Llorente a primera hora de la tarde. Unas palabras que ponían fin a una reunión "express" de menos de un minuto, en la que el presidente le comunicaba al consejero que se iba a "amortizar su cargo". En otras palabras, tirarlo a la calle. Ni siquiera la predisposición de Fernando a bajarse el sueldo hizo cambiar a Llorente de opinión.

No, el espíritu de Juan Soler no se ha apoderado de Manolo esta tarde. Llorente no ha sacado la katana a pasear por gusto, ni por capricho. Su decisión viene fraguándose muchos, muchos meses, practicamente desde que llegó a la presidencia allá por junio de 2009. Desde un primer momento, no hubo "feeling" entre ambos. No hubo comunicación, confianza ni "buen rollo". Y la situación, pese a intentar reconducirse en un primer momento, nunca llegó a solventarse. El presidente vivía en una sintonía distinta a la del director deportivo. Mal asunto.

Llorente es un tío exigente. Muy exigente. Sus empleados, porque el Valencia es una empresa al fín y al cabo, pueden dar fe de ello. Y no estaba contento con el trabajo de Fernando. Se puede estar de acuerdo o no con las ideas de alguien, pero nunca habrá problema si su trabajo es bueno. Y el presidente no estaba contento con el trabajo ni con la forma de actuar de Fernando en algunos asuntos, sobre todo en la parcela deportiva.

Curiosamente, Llorente sí confía en Braulio, al que se ha acercado mucho en los últimos meses, encantado con su ética de trabajo y resultados obtenidos. El gallego, fiel a Fernando durante todos estos meses, tendrá premio y será el encargado de fichar y planificar... siempre con la supervisión del presidente.

No había "feeling" entre Fernando y Llorente. El presidente no confiaba en el director deportivo. Por eso se lo carga. Lo de los recortes, el ahorro, la "amortización de cargos ejecutivos" y todas esas explicaciones de medio pelo no son más que milongas. La guinda al pastel, explicaciones secundarias para distraer la atención. ¿De verdad había necesidad de hacer este paripé?

El siguiente en salir será Javier Gómez, pero los condicionantes serán distintos. Nada que ver. Gómez es un ejecutivo "made in Llorente", hecho a imagen y semejanza de su mentor y al que la presión del cargo ha desgastado mucho en los últimos dos años. Su salida, pactada para que se produjese en silencio y lejos de los focos, se ha descubierto hoy. Otro de los daños colaterales de la mala gestión que Llorente ha hecho de la decapitación de Fernando. Pero eso... eso es otra historia.