Articulo

Ni siquiera la afición quiso hacer sangre en Mestalla

El año que viene el Valencia CF estará fuera de los focos por segunda temporada consecutiva. La Europa League se estrenará con el Valencia como uno de sus participantes, en segundo plano, lejos de la élite europea. Y todo por una suma de factores que hacen que el futuro siga siendo una incógnita: entrenador, jugadores, planificación deportiva y estabilidad institucional. Cuatro parcelas que, cuando están perfectamente engrasadas, dan siempre buenos resultados (sólo hay que ver al Barcelona). Pero cuando una de ellas falla, o todas a la vez, el resultado es el esperado. Decepción.

El partido se acabó en el minuto 6. Fue lo que tardó Villa en perforar la portería de Iraizoz. El “Guaje” consiguió ayer un doblete insustancial, sin ningún tipo de relevancia ni trascendencia. Quizá por eso, el asturiano no celebró los tantos: el es un ganador, un superclase, y en su mente siempre está la ambición de luchar por lo máximo hasta el final. La Europa League es, a todas luces, insuficiente para Villa. No es el caso de Emery, quien considera que terminar en la sexta posición esta temporada es cumplir el “objetivo”. En el fútbol, como en la vida, hay clases para todo.

Ayer también fue una noche de despedidas. Las más significativas, las de Morientes y Curro. Pero no serán los únicos que se marchen en verano. Hombres como Edu (quien ayer dejó escapar alguna que otra lágrima nada más concluir el choque), Miguel Ángel Angulo, Joaquín o Miguel Brito tienen todas las papeletas para no continuar la temporada que viene. Y todo con la incógnita de saber qué pasará con las estrellas del Valencia, cuya venta dependerá en gran medida de lo que ocurra durante esta semana.

No obstante, quizá la decepción más importante de la noche de ayer vino de la mano de la afición. La temporada pasada, con una Copa del Rey recién ganada, con el equipo salvado en la última jornada, los aficionados lo bordaron: animaron en Mestalla al equipo hasta que terminó el duelo ante el Atlético de Madrid, que terminó 3-0. Eso sí, al instante después del pitido final la bronca en el estadio fue monumental, no sólo para los jugadores… sino también para la directiva. ¿Dónde estaban ayer los cánticos de “Soler, vete ya”?

Era la ocasión de que la grada de Mestalla mostrase su hastío, hartos de la incompetencia y egoísmo de unos máximos accionistas, Soler y Soriano, que hace tiempo vienen demostrando que para ellos, el club es lo de menos. Al final, el sopor causado por el juego del Valencia en esta recta final de año ha acabado infectando a la afición, que ahora mira al futuro con incertidumbre… y con miedo, mucho miedo.