Articulo

El "premio gordo" se le escapó al Valencia por su falta de pegada

Emery le ha cogido el truco a Guardiola. No, no me he vuelto loco: Unai le tiene tomada la medida a Pep, y preparó este partido a conciencia y a la perfección. Igual que se le han achacado errores de bulto a la hora de leer otros encuentros, ayer el míster valencianista interpretó el encuentro con tino. En eso consiste la crítica y mi particular visión del análisis deportivo: “palos” cuando algo se hace mal, y alabanzas cuando algo se hace bien. Ayer Emery fue una de las claves para que el Valencia puntuase ante el mejor equipo del mundo en la actualidad… pero no fue la única.

Y es que el habitual juego de “tiki-taka” (Montes, no te olvidamos) del equipo de Guardiola se topó ayer con su “Triángulo de las Bermudas” particular: Albelda como mediocentro de contención, y Dealbert y David Navarro como titanes en el centro de la zaga. Los tres son valencianos, los tres son de la tierra, y los tres estuvieron infranqueables. Albelda fue despedido con una estruendosa ovación, absolutamente merecida, tras su labor de intendencia y “albañilería” ante Xavi, Iniesta, Touré y compañía. A su lado, Banega hizo un partido igual de serio pero sin los destellos de brillantez a los que nos tiene (¿mal?) acostumbrados.

Sólo faltó el gol. La entrada de Mathieu en el interior izquierdo, pese a su carácter experimental, descolocó lo suficiente al Barcelona para que Alves se viese desbordado en numerosas ocasiones. El francés fue un pulmón en la banda, del mismo modo que Silva, Pablo y Mata acumularon kilómetros y kilómetros en sus botas para tapar todos los espacios que el Barça trataba de general. Faltó que Pablo definiese ese mano a mano en el primer minuto, o que Silva rematase a gol ese centro de Mathieu, o que Valdés estuviese una pizca más despistado en el lanzamiento de Pablo desde el centro del campo. ¿Y si Villa hubiese estado? Nunca lo sabremos. Pero los que jugaron, desde el primero hasta el último, lo bordaron. Sólo faltó un golito para que nos tocase el “premio gordo”.