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"Castaña" navideña

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Un partido aburridísimo permite al Valencia terminar 2009 en la cuarta plaza. Opina sobre la crónica del partido.

Qué buenas están las castañas en esta época de frío, lluvia, viento y nieve que nos está tocando vivir. Cosas del léxico: lo que por un lado es todo un gusto para el cuerpo, en otros terrenos se convierte en un suplicio para el espectador. Ayer vivimos un ejemplo práctico de esta máxima: una "castaña" de partido sobre el césped de Riazor que se nos hizo eterno a algunos.

No sorprenden a casi nadie las palabras de Emery tras el choque: el Valencia llegó a La Coruña con la intención de no perder. Objetivo cumplido. Sin embargo, cabe preguntarse si esta política tendrá éxito a largo plazo, máxime cuando el juego y morfología del equipo parece diseñada para ser un equipo sólido, contundente y con pegada en su papel de visitante (como local es otro cantar). Primer empate de la temporada a domicilio, que sirve para seguir siendo el mejor de la Liga a domicilio... pero que no sirve para alcanzar la tercera plaza.

Mientras los aficionados se aburrían en sus domicilios, Llorente resoplaba en el palco y Emery cruzaba los dedos para que ni Miguel ni Alexis causasen un estropicio en la zaga (los dos estuvieron lejos de su mejor versión), de mediocampo para adelante el galimatías era indescifrable. Las bajas condicionaron el once, es cierto, pero la falta de ideas y dirección en la primera mitad fue una rémora importante. Banega de enganche no "pita", Mata ha sufrido el tan temido "burnout" laboral (buscadlo en Google y lo entenderéis) y Villa fue un islote entre Lopo y Colotto, dos tíos que apenas dan opciones a los atacantes.

La segunda mitad arrancó con mejor pinta, aunque pronto los cambios hicieron acto de presencia. Justo cuando Baraja empezaba a entrar más en juego, Emery lo mandó al banco en favor de Jordi Alba, que lo intentó por la izquierda para caer una y otra vez en la experiencia del solidísimo Manuel Pablo. Con Mata como enganche hubo más presencia ofensiva, pese a que por la derecha Joaquín cuajó un partido discreto. Así pasaron los minutos, con el equipo estampándose una y otra vez contra el entramado defensivo coruñés al atacar por el centro y renunciando a los costados.

Desde la banda, Zigic miraba con "morriña" el césped. Fue el encargado de desatascar el partido en Bilbao hace dos semanas: ayer volvió a calentar su asiento durante toda la segunda parte sin que Unai agotase los cambios. Fernandes, otro que debería tener más minutos, entró en el descuento para perder tiempo. Tampoco acabó contento el portugués. Pero Emery logró su propósito: el equipo jugó a no perder, y no perdió. Dentro de dos semanas, con varios efectivos claves recuperados (Silva, Pablo, Marchena y Mathieu) y aparentemente sin excusas como el partido del Génova, el técnico podrá mostrar una mayor ambición en la eliminatoria copera ante el mismo rival. Hasta entonces el Valencia se comerá los turrones en la cuarta plaza. Objetivo mínimo conseguido.