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Más ambición contra el "blues del autobús"

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"El hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra". El dicho se cumplió en toda su extensión cuando Simao batía a César tras una fugaz contra que arrancó en córner a favor de los che. El Valencia era pillado "en bragas". Otra vez. ¡Opina sobre esta crónica!

Nadie paró ese contragolpe. Ni falta táctica, ni agarrón, ni patada por detrás... Nada. Mientras los colchoneros se desplegaban como la Patrulla Águila y volvían a dejar el balance defensivo blanquinegro en evidencia, los aficionados se daban cabezazos contra su asiento en Mestalla. Otra vez igual. Otro error grosero aprovechado por un Quique Sánchez Flores que, posiblemente, estaría dando botes de alegría en su fuero interno.

Porque, a efectos practicos, el Valencia regaló al Atlético un gol y, por extensión, un punto.

En el primer tiempo, el Atlético ejecutó su plan a la perfección: marcar como fuese, y replegar. Quique le ganó la partida táctica a Unai por enésima vez en otros tantos encuentros, y el Valencia no encontró ningún resquicio por donde colarse. Con Mata escorado a la izquierda y un Chori al que no le salió nada, el pobre Aduriz era un islote en la zona de ataque. Con pocas jugadas de ataque y sin un plan definido, los ches se marcharon a vestuarios.

La segunda mitad fue otro cantar. Mestalla asistió con resignación a una cantinela ya escuchada con anterioridad: el "blues del autobús" de Quique Sánchez Flores. Sin vergüenza ninguna, y eso sí, con mucho orden, los colchoneros se tiraron atrás dispuestos a aguantar el 0-1. Como suena. De Gea y nueve tíos defendiendo, con Forlán arriba persiguiendo algún balón suelto. La "barraca" quiquista volvía a Mestalla. A más de uno le dio un vuelco el corazón...

Pero el Valencia no merecía ir perdiendo. No merecía siquiera estar sufriendo ante el Atlético, pero plantear un partido en casa con sólo un punta tiene estas cosas. Tampoco los cambios fueron acertados en tiempo ni forma, aunque puede que en fondo. Con Soldado en el campo, el Valencia ganó pegada. De Gea hizo acto de presencia a lo grande. Tres manos salvadoras mantuvieron el marcador inalterado. Pero un cabezazo imperial de "Aerolíneas Aduriz", en los últimos instantes, hizo justicia. A medias.