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Érase una vez... Un EQUIPO

Hace mucho, mucho tiempo, llegó a tierras de nadie un vasco sin boina proveniente de un lejano y desconocido lugar llamado Hondarribia.

En su nuevo hogar no era conocido, y tampoco fue apreciado por sus nuevos vecinos. Se comentaba que era un psicólogo de renombre, aunque esa no era su principal labor. En esta labor que tenía encomendada tampoco lo hacía tan mal,pero algunos se empeñaban en decir que su misión no iba bien,que era pésimo. Y eso que tenía a un mago y a un asesino (conocido como el gran Killer) a su servicio.

Con el tiempo, consigue lograr esa misión que tenía encomendada, pero igualmente fue cuestionado y atacado por todas partes.

Durante el estío posterior a su misión, perdió a su mago y a su gran killer, por lo que las alarmas estallaron en tierras de nadie. “¿Pero como piensa seguir adelante sin sus hombres de confianza?”,“¿A caso se piensa que tiene posibilidades de lograr nuevas misiones sin ellos?” o “¿Se ha vuelto totalmente loco?” eran las preguntas más frecuentes entre los lugareños.

Pero, inexplicablemente, en los principios de esta nueva andadura, la misión parece que va por buen camino, todos sus nuevos lugartenientes responden en sus cometidos respectivos (incluso mucho mejor que lo hacen los hombres ricos de la lejana meseta o los invencibles del valle del norte).

Ahora, él y sus hombres han formado un conjunto compacto capaz de cualquier cosa; un conjunto que ha llenado de alegría, esperanzas e ilusión a unos lugareños que habían sufrido mucho en tiempos anteriores y que han padecido las tiranías del villano del lugar. Todos juntos han hecho olvidar esos tiempos de sufrimiento y, también, al mago y el killer (que, según cuenta la leyenda, ya no pasan por tiempos de gloria). Donde antes sólo había dos guerreros destacados y algún que otro guerrillero, ahora hay un ejército aguerrido y fiero, digno del gran Leónidas. Un ejército que promete gloria y victorias.

Y esta es la historia del psicólogo que se empieza a ganar la boina y que, si la consigue, será recordado entre los pueblerinos como Unai I El Grande. Es el comienzo de un sueño.