Articulo

El hombre que nos enseñó que la vida puede ser maravillosa

Era un tipo peculiar. A mediados de los noventa, una generación entera de aficionados al baloncesto empezaron a adquirir hábitos no demasiado saludables, consistentes en trasnochar hasta altas horas de la madrugada para poder seguir en directo los partidos de la NBA, narrador por el sin par Montes y su compañero de aventuras Antoni Daimiel. Este duo también me capturó en sus redes, en una edad muy temprana y en la que desde luego no era demasiada buena idea quedarse hasta las cuatro, cinco o seis de la madrugada cuando después el colegio/instituto reclamaba mi presencia a primera hora de la mañana. Pero disfrutar de veladas en compañía del televisor, mi padre y sus sabios comentarios, un par de refrescos helados y estos dos narradores bien valían varios kilos de legañas y cientos de bostezos a la mañana siguiente.

Una generación entera creció entre canastas imposibles, jugadas legendarias y las características muletillas de Montes. Enseguida sabías diferenciar a un “jugón” de un miembro del club de la “Estopa Mix”, porque sabías que “todos los jugones sonríen igual”. Y esa generación, a la que servidor pertenece, acabó dejando paso a la del “Fútbol con Fatatas” de laSexta: sólo hace falta pasarse por algún patio de recreo para escuchar frases como “¿Dónde estan las llaves, Salinas?” y demás circunloquios en boca de algún renacuajo. Y Montes, de nuevo, es el principal responsable.

En una época en la que la guerra de medios se recrudece, y donde cada vez hay menos compañerismo en una profesión en la que la competencia desleal y feroz se ha convertido en regla y no en excepción, da gusto ver cómo todos, de forma unánime, nos hemos sobrecogido tras el fallecimiento de Andrés Montes. Porque se trataba de alguien especial, diferente. Y eso tenía poco o nada que ver con su indumentaria, gafas redondas e inconfundible pajarita. Montes era más que su fachada: era una forma de vivir la vida y de disfrutar de cosas tan grandes como el deporte. Se despidió de laSexta igual que vino: con la frase “la vida puede ser maravillosa”. A los que ha dejado atrás, de ahora en adelante, nos toca hacerla buena.

A continuación os dejamos un par de homenajes para el gran Andrés Montes. El primero repasa su vida en imágenes; el segundo, creado por servidor, sirve como pequeño recuerdo a un hombre que cambió para siempre la forma de entender las narraciones deportivas en nuestro país.