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Los mensajes de Emery

El técnico del Valencia rehusó hacer el tercer cambio en Riazor antela actitud del banquillo y empieza a estar harto de algunos jugadores

Los siete meses de trabajo que Unai Emery lleva en el Valencia le han servido para acumular experiencia en un club grande, algo desconocido para él en su corta e inexperta carrera profesional en la élite. Ha aprendido muchísimas cosas, le quedan también muchas por asimilar todavía, pero ha aprovechado el tiempo, ha llenado su libreta particular de apuntes y empieza a tomar decisiones alrededor del equipo que, en algunos casos, son toda una declaración de intenciones. Sin estridencias, en silencio, ha comenzado a lanzar mensajes muy claros, destinados a unos futbolistas que no le ayudan en la medida que él desea y que a los implicados les puede pasar factura al término de la temporada.

¿Por qué no hubo tercer cambio? Sorprendió que Emery no realizara la tercera sustitución en Riazor, en los minutos de prolongación, para abortar el fuerte ritmo que había imprimido el Deportivo, volcado sobre el área valencianista, en busca de la victoria. El técnico tenía la intención de hacerlo y dio la orden oportuna a uno de los futbolistas del banquillo para que hiciera los ejercicios previos de calentamiento. Pero a Emery se le cayó el alma al suelo cuando observó las ganas con que el jugador elegido salía a la banda para prepararse, ante lo cual prefirió aguantar como estaban hasta que el árbitro indicó el final del partido.

Premio a la actitud de César. Unai Emery optó por mantener a César en la portería, a pesar de sus molestias en la rodilla. La decisión tiene dos vertientes. Por un lado, premiar al veterano guardameta por la lección de profesionalidad y el deseo mostrado de jugar que dio desde que el equipo regresó de Kiev. Por otro, es evidente la falta de confianza en Guaita, lógica si se quiere, puesto que el chaval, con gran proyección, necesita jugar 40 partidos seguidos.

Míchel, Angulo y Pablo. A los 63 minutos de juego, el entrenador del Valencia realizó la primera sustitución, ante la desesperación que le había provocado la actuación de Joaquín. Dio entrada en el terreno de juego al jugador del filial Míchel, que se colocó en la banda derecha. En el banquillo se encontraban también Angulo y Pablo Hernández, futbolistas más específicos para reemplazar a Joaquín, de manera especial el castellonense, pero no eligió a ninguno de ellos. Sus últimas comparecencias no han convencido a Emery y les mandó un recado.

Joaquín y compañía. El extremo andaluz no ejerce como tal, a pesar de lo que hace disfrutar cuando se pone las pilas y se pega a la cal. Sigue sin mantener una regularidad en su juego, que desciende a los infiernos cuando actúa lejos de Mestalla. Quizás la falta de competencia le hace acomodarse en exceso. Sin embargo, más grave se antoja la actitud que muestran en el campo otros futbolistas, algunos veteranos ilustres, que bien harían en mirarse en el espejo de su compañero César Sánchez. Emery tiene las cosas más claras cada día que pasa.

•  FUENTE: lasprovincias.es