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Aduriz se estrenó en el mejor escenario posible

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Con Soldado compartiendo delantera con él, Aritz Aduriz logró el debut soñado en Mestalla: contribuyó al primer gol y anotó, de perfecto cabezazo, el segundo; el vasco destacó el papel de Vicente en ambos goles. ¿Te gustó Aduriz?

Caminaba por zona mixta como un niño con zapatos nuevos. En su rostro se notaba relajación y felicidad, y recibía con algo de timidez las felicitaciones de los periodistas presentes. Aritz Aduriz se quitó durante el Trofeo Naranja un gran peso de encima: como buen delantero, que vive del gol y cuyo papel en cualquier equipo depende de que el esférico entre en las mallas rivales, el hecho de anotar su primer gol con la camiseta valencianista en Mestalla, ante su nueva afición, fue el momento más feliz desde que es jugador blanquinegro.

Su salida al campo, unida a la de Vicente Rodríguez, cambiaron la cara al equipo. El Valencia ganó desborde en banda, y arriba, un ariete puro, una referencia, un tío para luchar todos los balones, bajar el cuero al césped y jugar el balón con criterio. Sólo hay que ver cómo Aduriz señala y tira los desmarques: delanteros como él hacen la vida más sencilla a los pasadores. A la inversa ocurre lo propio: el vasco luchó un balón dividido, fue con más fe y empuje que el centrocampista rival y robó el cuero. Su apertura a banda dejó la jugada vista para sentencia: desborde de Vicente, sensacional centro enroscado al área pequeña e imperial remate de cabeza de Soldado. La lata se había abierto.

Poco después, llegó el momento de gloria para Aduriz. Mismo pasador (un Vicente en estado de gracia), y esta vez le tocó a Aritz cabecear en escorzo el servicio desde la banda. El balón entró pegado al palo. Un golazo balsámico para el vasco, que tras el partido declaraba que era "especial jugar por primera vez en Mestalla y marcar". Eso sí, el delantero se restaba mérito y señalaba a todos los presentes que más de medio gol era "de Vicente, ¡menudo centro me ha puesto!"

El partido nos dejó varios apuntes más. Por ejemplo, comprobar el papel predominante que Hedwiges Maduro tiene en la salida de balón desde la defensa: todas las jugadas eran iniciadas con Moyà sacando con la mano hacia el holandés. Su compañero en la pareja de centrales, Ricardo Costa, se convirtió en el terror de los delanteros rivales a base de juego expeditivo y una defensa que no hace prisioneros. Por último, comprobar que los centrocampistas que actúan por detrás del punta (Mata, Pablo, Joaquín o el propio Vicente) están en un gran estado de forma debe ser motivo de alegría para todos los valencianistas... y, especialmente, para Unai Emery.