Articulo

Del suelo al cielo en menos de un mes (y videoresumen del partido)

Tres victorias consecutivas tienen la culpa. Y lo peor de todo es que no se pueden achacar todos nuestros males a un sólo factor. Sí, es cierto que el Valencia ha encontrado en su delantera una verdadera panacea en formato goleador: los “pequeños” Villa, Silva, Mata y Pablo, se están consagrando como uno de las mejores cuartetos atacantes de la Liga… y con acento español. Hoy sobre el Molinón les ha tocado brillar a Mata y Silva, algo espesos en la primera mitad pero decisivos cada uno a su manera. Silva se “inventó” el 0-1 tras recortar hasta a tres defensores rivales. Mata “mató” al Sporting culminando un contragolpe de manual.

También la defensa ha mostrado una ligera mejoría, sobre todo a balón parado. Ahora los rivales tienen que esforzarse un poquito más para perforar la portería de un César al que, todo sea dicho, habría que hacerle un monumento por su actuación desde enero hasta el dia de hoy. Profesional, completo, veterano, pícaro, valiente… y por encima de todas estas cualidades, seguro. Muy seguro.

Todo lo contrario que los laterales hoy: Albiol y Alexis han sudado tinta china para frenar los ataques por banda del Gijón. Es lo que tiene jugar con dos centrales en los carriles… Por su parte, Maduro y Marchena han cumplido el expediente.

A todo esto, es día de “zanahoria” para Emery. Sí, porque si damos palos en ocasiones, también hay que saber dar alabanzas. Y el planteamiento de “el nostre entrenador” hoy ha sido perfecto. Más bien, “le ha salido” perfecto: en la primera parte, el centro del campo con Albelda y Míchel tenía como objetivo desgastar la medular asturiana; en la segunda, la entrada de Baraja por el canterano ha permitido al “Pipo” rendir “a full” durante 45 minutos. Más que de sobra para “reventar” el partido con su visión de juego y capacidad de liderazgo, mientras Albelda barría a sus espaldas.

Desde Gijón cuestionan la labor arbitral. Efectivamente, si pita penalti de Albiol sobre Carmelo debería haberle mostrado la segunda amarilla. Pero resulta que esa acción no es penalti. Y que, desde ese punto en adelante, todas y cada una de las acciones en las que Fernández Borbalán erra perjudican al Valencia. En estos casos, lo mejor es hacer lo de siempre: concluir que el arbitraje en España es nefasto por norma y no por excepción, y dejarlo correr.

Y sin embargo… al final uno piensa que estas victorias son cuestión de suerte. De dinámicas positivas. De tener “el viento a favor”, la “suerte de cara” o como se le quiera denominar. De luchar y tener fe, aunque en partidos anteriores vivimos en nuestras propias carnes que, en ocasiones, la fe no es suficiente. En pleno Domingo de Resurrección, el Valencia ha regresado al Olimpo de la Champions. Queda el tramo más difícil de la temporada. Esperemos que, en los ocho partidos que restan, Villa se muestre más “espabilado” que hoy… por nuestro bien.