Articulo

El éxodo se salda con tres triunfos y un empate inexplicable

El éxodo arrancó en Almería, donde Emery salió reforzadísimo en un partido de resultado engañoso: el Valencia venció 0-3 con comodidad, aunque la clave del choque no estuvo sobre el césped, sino en la bendita fortuna. Emery sacó a Banega del campo, en un cambio controvertido… pero el Valencia marcó dos minutos después y el partido se puso de cara. Victoria clara, pero con un componente importante de suerte futbolística.

Días después, en El Collao, salió a relucir la versión más seria del Valencia. En un equipo con muchos cambios, la contundencia de Dealbert en defensa y la magia de Jordi Alba y Joaquín sirvió para ganar sin apenas sufrimiento al Alcoyano. 0-1 y eliminatoria encarrilada.

Cuatro días después el Valencia visitó “tierra sagrada”, La Rosaleda, para volver a imponerse a domicilio ante el Málaga. Esta vez un testarazo de Navarro, unido a la concentración y trabajo colectivo de todo el equipo, fue suficiente para doblegar a un colista que presentó batalla. La sensación, hace cinco días, era que este Valencia había aprendido de sus errores.

Y con buenas vibraciones, una imagen de concentración intachable y con todo de cara… llegó el traspiés de ayer ante el Slavia. El empate a dos cierra dos semanas de partidos a domicilio con un balance de tres triunfos y un empate… pero se nos queda en el paladar un regusto agridulce, que el Valencia tiene la oportunidad de enjuagar con un triunfo el domingo ante el Zaragoza.