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Isco, una realidad que Unai no asumía

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Muchos aficionados valencianistas quedaron boquiabiertos tras la exhibición de Isco ante el Logroñés; sin embargo, el malagueño ya apuntaba maneras y venía reclamando a gritos una oportunidad con los mayores, que sólo le llega ahora que Unai Emery se ve con el agua al cuelo. Opina sobre nuestra crónica.

Cuentan los ojeadores más veteranos que, enseguida, cualquiera que entienda un poco de fútbol se da cuenta en pocos minutos de si un chaval joven tiene dentro de sí el potencial para llegar lejos en este deporte. Los más grandes (Iniesta, Messi, Xavi, Torres...) empezaron todos de la misma manera, jugando el fútbol cuando el balón era todavía más grande que su cabeza, en campos de tierra y con rivales más grandes que ellos. Muchos se quedan por el camino. Otros, sólo los mejores, llegan a lo más alto.

Los que tenemos el privilegio de seguir la actualidad del Valencia no lo hacemos sólo centrándonos en el primer equipo. Desde la base, en la cantera, el conjunto ché ha tenido en las últimas temporadas verdaderas joyas en bruto que, por un motivo u otro, no han acabado de cuajar. Me viene a la cabeza el nombre de Carles, jugador que estaba llamado a ser el sucesor natural de Albelda y que en los últimos días fue protagonista por su gran partido como centrocampista del Murcia ante el Real Madrid. O Pierrick, un prometedor atacante que no llegó a debutar con el primer equipo.

O, por ejemplo el caso del centrocampista Míchel, que tras un debut soñado con gol incluido en Copa se pasó toda la temporada pasada en blanco y tuvo que emigrar en verano a A Coruña para curtirse como jugador. Una rotura de ligamentos en su rodilla le obligará a estar seis meses parado, frenando su progresión.

Este verano, Unai Emery se llevó al "stage" de pretemporada a tres chavales en edad juvenil. Sus nombres: Iván Rubio (centrocampista, el menos conocido de los tres, pero también un jugadorazo), Paco Alcácer (delantero, pieza clave de la Selección Española sub-17) e Isco. Mediapunta con visión de juego, buen disparo y una movilidad y madurez inusitada, fue una de las gratas sorpresas de los "bolos" de verano. Parecía que Emery, al fín, iba a tomarse en serio lo de gestionar como toca a los talentos de la factoría de Paterna, una de sus asignaturas pendientes.

Nada más lejos de la realidad: arrancó la temporada, e Isco y los suyos volvieron a Tercera División. Allí, con el Valencia Mestalla, el mediapunta demostraba partido a partido que la categoría se le quedaba muy pequeña. Que iba "sobrado", vamos. Mientras, Emery se estrujaba los sesos en la búsqueda de un recambio para Silva en la faceta de enganche. Mata no le servía. Pablo no le servía. El Chori Domínguez, ni le servía, ni le echaba ganas. En una semana dura para el entrenador, Unai apeló a la ilusión de la gente. A su corazoncito más puro, ese que anhela que un chaval de la cantera emerja para ser figura en un equipo importante.

Isco cumplió su sueño ayer ante el Logroñés en una noche instrascendente en lo futbolístico. También colmó de ilusión a los 14.000 valientes que se acercaron a Mestalla. Y, de paso, le echó un capote a su entrenador, ese que hasta el momento no le había dado ninguna oportunidad con el primer equipo. Ahora, todos debemos hacer fuerza para que esta pequeña joya, crecida en el útero de la cantera valencianista, no se pierda por el camino como tantos otros.

Por cierto, ya podéis haceros seguidores de Isco al visitar su perfil en nuestra web. Un perfil que servidor tenía preparado desde el pasado mes de julio, listo para ser publicado en cuanto debutase en partido oficial. Porque tenía que debutar, sí o sí, en algún momento de esta temporada. La espera de un servidor, y de muchos aficionados, ha llegado a su fín. Y creednos si os decimos que ha valido la pena.