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Unai no se atragantó con la Copa

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Sobre aviso: así llegaba Unai Emery al partido de Logroño. Sacó un once de plenas garantías. Motivó al equipo en la previa. Entre eso, y que el rival era bastante débil, fue suficiente para encarrilar el pase a octavos. Opina sobre esta crónica.

No era tan difícil. Y parece que Unai se dio cuenta de que, haciendo las cosas con "trellat", sería una noche plácida. Tardó más de la cuenta, pero la victoria acabó llegando. Cayó de madura.

El despropósito de cuatro días atrás había conseguido que el míster "levantase las orejas", como los animales cuando sienten el peligro. La pitada de Mestalla, una grada dividida entre los que defienden al técnico a capa y espada y los que siguen viéndole importantes carencias, sirvió para que los experimentos se quedasen en el cajón. Hubo cambios en la alineación, sí. Pero nada que ver con lo que vimos ante el Mallorca.

Dicho lo cual, la primera mitad fue un auténtico tostón. El aburrimiento campó a sus anchas mientras unos, los de azul, tenían el balón y buscaban algún resquicio por el que colarse; y otros, los de rojo y blanco, corrían como gamos para intentar que el Valencia no tocase con comodidad. Cuarenta y cinco minutos de sopor que terminaron con una alucinante estadística como nota más destacada: el Valencia gozó de casi el ochenta por ciento de la posesión de la pelota. Sin rematar las jugadas, por descontado, pero el dueño del balón era el conjunto visitante.

La gasolina riojana acabó por evaporarse en el minuto diez de la reanudación. Con el Logroñés exhausto, llegó el momento de que Juan Mata, llamado a ser bandera de este equipo y que fue ninguneado ante Barça y Mallorca, sacase su zurda a pasear. En dos acciones eléctricas, de velocidad, desborde, anticipación y mucha visión de juego para ver a su compañero desmarcado, Mata se coló por la izquierda y centró al área. Y allí estaba Aduriz, que logró marcar dos goles con dos toques de balón. Gesto de gran delantero, como mandan los cánones.

Con dos goles en contra, el Logroñés bajó los brazos y por momentos parecía que le Valencia golearía. El Chori Domínguez lo intentó, pero sigue negado cara a puerta. Todo lo contrario que Vicente, que parece atravesar un buen momento tras su buen partido ante el Mallorca y anotar el 0-3 con un disparo desde la frontal del área. Falta ver si mantiene la regularidad durante unos cuantos partidos, pero al menos ya ha hecho acto de presencia esta temporada.

En definitiva, una noche poco vistosa en los futbolístico, pero muy provechosa en cuanto a resultado. Emery, consciente de que una Copa de más podía atragatarsele, tiró mano de protector estomacal en forma de once de garantías. Con un rival muy inferior enfrente, no hubo ni "Alcorconazo" ni nada parecido. Sólo un bálsamo que sirve, al menos durante unos días, para trabajar con tranquilidad.