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Que Iturralde no impida ver el bosque

Los análisis reduccionistas sobre lo de ayer en el Pizjuán campan a sus anchas como setas tras la lluvia. Pero achacar la derrota del Valencia ante el Sevilla únicamente al deleznable y lamentable error de Iturralde González al expulsar a Topal sería de necios. Opina sobre esta crónica.

En tres líneas resumiremos lo del árbitro: Iturralde González es uno de los peores árbitros de la historia del fútbol español, ávido de protagonismo, incapaz de buscar ser comedido en las acciones polémicas y capaz de cabrear con idéntica virulencia a ambos equipos. Es muy malo, y no debería volver a arbitrar un partido jamás.

Dicho esto, y recalcando de nuevo que la expulsión de Topal es injusta y condiciona el partido, hay que ir un paso más allá. Ver que, de nuevo, Unai Emery es incapaz de sacar algo positivo de uno de los estadios importantes de la categoría. Ver que, de nuevo, el equipo adolece de una falta de personalidad, garra y "perrería" que le harán seguir adelante con la sangría de puntos (las inexistentes protestas a Iturralde tras la expulsión son un buen ejemplo). Y constatar, por enésima ocasión esta temporada, la fragilidad mental y futbolística de esta escuadra en cuanto le dan el primer sopapo.

Lo peor de todo ya no es que nadie se crea a Unai, algo que lleva ocurriendo ya un par de semanas. No, el problema más grave es que algunos futbolistas ya ni siquiera confían en el de al lado. Los grupos, clanes y cotos cerrados hacen aún más daño que los malos resultados. La previa del partido venía viciada por la archiconocida cena organizada por el técnico el pasado viernes (y que algunos aprovecharon para ver el amanecer del sábado), y con estos condicionantes es poco menos que imposible meterle mano a un equipo que ha cambiado su dinámica. El Sevilla, con Manzano, es otro.

"El Profesor" sabe leer partidos, sin duda ninguna. Realizó dos modificaciones en la segunda mitad... y llegaron dos goles. Primero, al apostar por tres delanteros con empate a nada en el electrónico. Negredo adelantó a los pocos instantes a los hispalenses. Luego, dando profundidad por banda con la entrada de Alfaro. El exjugador del Tenerife daba la razón a su entrenador anotando el segundo gol del Sevilla. Luego, con 2-0 en el marcador, Manzano ordenó a los suyos mover el balón y aguantar el resultado. Lectura del partido envidiable, e interpretación impecable.

Todo lo contrario vemos en los valencianistas. Hay una fractura, una grieta todavía mayor tras lo acaecido este fín de semana. El equipo muestra signos de desgaste por dentro, y esos se evidencian por fuera. Las dudas, que nunca han acabado de disiparse desde que el entrenador renovase por una temporada en mayo, vuelven a hacerse palpables. Nervios. Desde luego, no es la situación ideal para un equipo que aspira a hacer algo importante este año.