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11 de julio de 2009
Gerd Mueller. El torpedo que batió récords para la eternidad
Gerd “torpedo” Mueller.
No sólo el nombre de Gerhard “Gerd” Müller sigue siendo sinónimo de delantero modelo por excelencia, además, los récords excepcionales que batió “el torpedo” siguen intactos en la actualidad. El delantero centro del Bayern de Múnich y de la selección alemana marcó 365 goles en 427 participaciones en la Bundesliga y 68 goles en 62 apariciones internacionales, un hito que ningún otro jugador ha podido igualar jamás. Y todo eso a pesar de haber cantado en la canción titulada Dann macht es bumm!: “Un partido de fútbol no es cosa fácil, los goles no son baratos”, durante su breve y lamentable incursión en el mundo de la música pop.
Sin embargo, al final de su gloriosa carrera deportiva, Müller podía alardear de una plétora de goles increíbles. “Mi gol más importante fue sin duda el 2-1 en la final de la Copa Mundial de la FIFA 1974, en Múnich”, comentó recientemente Müller en su dialecto de Nördlingen. La era dorada del fútbol alemán y de la selección nacional de principios a mediados de la década de 1970 habría sido impensable sin Müller, tal y como su antiguo compañero de equipo Franz Beckenbauer se apresura a subrayar: “El Bayern es actualmente lo que es gracias a Gerd Müller y sus goles”.
Cuando en 1964 Müller fichó por el entonces club de segunda división Bayern de Múnich, su entrenador, Zlatko “Tschik” Cajkovski, se burló con sorna de la chocante apariencia física del delantero: “¿Y qué voy a hacer yo con un levantador de pesas?”. Y es que Müller tenía las piernas cortas, en comparación con un tronco grande como un tonel, y el perímetro de sus muslos medía sesenta y cuatro impresionantes centímetros, lo que le daba la apariencia de un levantador de pesas del este de Europa.
El bajito y fornido delantero, que empezó su carrera deportiva a la edad de nueve años en su Nördlingen natal, una ciudad situada a una hora y media en coche de Múnich, iba a protagonizar una ascensión meteórica a la cima del fútbol mundial. Cuando tenía dieciséis años, Müller había pasado ya por toda una serie de equipos escolares y alevines, y por el equipo de juveniles del TSV Nördlingen. En la temporada 1962/1963, marcó la increíble cantidad de 180 goles con su club. El jugador atribuía su fuerza a la ensalada de patatas que le preparaba su madre.
Con Cajkovski, Müller se desesperó en el banquillo durante diez partidos hasta que el entrenador dio su brazo a torcer ante la insistencia del entonces presidente del Bayern, Wilhelm Neudecker, y colocó al joven delantero en el equipo. En su primer partido de liga, en octubre de 1964, Müller marcó dos goles contra el Friburgo, que se convirtieron en los cimientos de una excepcional carrera. Incluso Cajkovski empezó a referirse a él con más cariño, llamándolo “el gordo y bajito Müller”.
En 1965, Müller, Sepp Maier y Franz Beckenbauer, el trío que habría de atraer para el Bayern el reconocimiento mundial, consiguieron para el club el ascenso a la Bundesliga. El club terminó tercero en su primera temporada en la competición máxima de la liga alemana y levantó la Copa de la DFB, una hazaña que repetiría en 1967, 1969 y 1971. El Bayern de Múnich se proclamó campeón alemán por primera vez en 1969 y, a continuación, reclamó para sí una tripleta de títulos, en 1972, 1973 y 1974. El club de Múnich también alcanzó su primer título internacional en la Recopa de Europa de 1967. Aquel equipo de ensueño se hizo después con la victoria en la Copa de Europa en tres temporadas consecutivas, desde 1974 a 1976, una increíble sucesión de éxitos que culminó con el triunfo en el Campeonato Mundial de Clubes.
Sin Gerd Müller, esta gloriosa era habría sido inconcebible. Müller se convirtió cada temporada en el máximo goleador del club, desde 1964/1965 hasta 1977/1978, y de la Bundesliga en siete ocasiones (1967, 1969, 1970, 1972, 1973, 1974, 1978). En 1971/1972 anotó 40 goles, una proeza que ningún otro jugador ha podido igualar jamás.
Era sólo una cuestión de tiempo que el prolífico delantero atrajera la atención del seleccionador nacional, Helmut Schön. Müller realizó su primera aparición internacional con la selección absoluta en 1966, en el partido del 2-0 de la victoria en campo contrario contra Turquía. En la Copa Mundial de la FIFA México 1970, el jugador obtuvo la Bota de Oro por sus diez goles y forjó una formidable asociación con Uwe Seeler en la línea de ataque. Hoy en día, Müller subraya todavía la trascendencia de aquella competición: “Aquel campeonato fue mucho más importante para mí que el de 1974. Entonces teníamos un equipo inigualable, aunque mucha gente considere que nuestro mejor equipo fue el de la Eurocopa de 1972”.
En 1972, el goleador alcanzó la gloria en el Campeonato Europeo de la UEFA, en cuya gran final Alemania se impuso a Rusia, para después anotar contra Holanda el increíble gol de la victoria en la final de Alemania 1974. Müller recuerda: “El balón llegó al área de un pase de Rainer Bonhof. Me lancé hacia delante con dos jugadores holandeses y entonces tuve que retroceder porque tenía el balón justo detrás. Lo toqué con la zurda, me giré un poco y, de repente, el balón estaba dentro”, y Müller sonríe, recreando aquella jugada del minuto 43 en el Olympiastadion de Múnich.Aunque hizo 14 goles en la Copa Mundial de la FIFA, Müller afirmó que el récord de 13 en un torneo de Just Fontaine era superior.
Müller anunció su retirada del fútbol internacional tras haberse convertido en campeón del mundo a la edad de veintiocho años. Siempre se ha dicho que el motivo fue la prohibición de que las mujeres de los futbolistas participaran en el banquete celebrado después de la gran final de la Copa Mundial de la FIFA. No obstante, Müller no tiene problemas para aclarar este extremo: “Tres días antes de la final le comuniqué al seleccionador Schön que me retiraba. Me pidió que no lo hiciera público hasta que acabara el partido. Eso fue todo. No sucedió nada más”. Pero, de pasada, Müller describe las primas que les ofreció la DFB por la victoria en la Copa Mundial de la FIFA como “ridículas”.
En 1979, Müller aceptó un lucrativo contrato para jugar en Estados Unidos, donde planeó labrarse una segunda carrera deportiva, después de que el entrenador del Bayern Pal Csernai le hiciera saber que ya no se encontraba en sus planes y lo sentara en el banquillo por primera vez su carrera. Era la primera vez que vendían a Müller. El 6 de marzo de 1979, Müller firmó un contrato por dos años y medio con el Strikers de Fort Lauderdale, un club profesional de la liga norteamericana de fútbol, la North American Soccer League (NASL).
Con el final de su carrera como jugador, Müller se sumió en una crisis profunda. La transición desde el pináculo de la fama a la vida normal no le resultó fácil. Aparte de firmar un autógrafo de vez en cuando o de participar en algún partido de famosos, Müller no sabía cómo pasar el tiempo si no era sentado frente al televisor durante horas y horas o peleándose con su mujer. Sus problemas con la bebida empeoraron.
“Me destrocé la vida”, admite Müller. Por suerte, sus amigos del Bayern de Múnich, especialmente el entrenador Uli Hoeneß, lo ayudaron a levantar cabeza. Su antiguo club le ofreció un contrato en 1992. Al principio se responsabilizó de los patrocinadores, del descubrimiento de nuevos talentos y de la preparación de delanteros y guardametas. Después, se dedicó a entrenar a los juveniles y ascendió a ayudante del entrenador del primer equipo.
Müller obtuvo el título de entrenador en 1992 y se hizo cargo del equipo de aficionados del Bayern en la temporada de la liga regional 1995/96. Actualmente, ha recuperado el control absoluto de su vida y ha encontrado la paz interior: “Nada hay mejor que estar en el Bayern”. En la celebración del 40º aniversario de la Bundesliga, en agosto de 2003, Müller recibió el reconocimiento como personalidad deportiva excepcional de la historia de la Bundesliga. Los más de mil invitados al Coloneum de Colonia se pusieron en pie para aplaudir y rendir homenaje al hombre que había realizado una contribución tan distinguida a la historia del fútbol alemán. Esta distinción se suma a otros ejemplos de reconocimiento que el delantero ha acumulado durante su carrera.
Fue elegido Jugador Alemán del Año en 1967, a los veintiún años de edad y, dos años más tarde, volvió a obtener el mismo galardón. En 1970, se convirtió en el primer alemán coronado Jugador Europeo del Año, tras ganar la Bota de Oro de la Copa Mundial de la FIFA 1970. Sus tres apariciones en el Equipo de las Estrellas de la FIFA (1971, 1972, 1973) y una inclusión en el Equipo de las Estrellas de la UEFA (1973) se convirtieron en una prueba más de su categoría excepcional. Además de premios deportivos, Müller recibió el Laurel de Plata en 1967 y la Cruz Federal al Mérito en 1977. En mayo de 1998, recibió la Orden al Mérito de la FIFA. Müller representa a la ciudad de Múnich como uno de los doce embajadores de la Copa Mundial de la FIFA Alemania 2006.
http://www.youtube.com/watch?v=DsnK_4IWBWc
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