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Miguel sigue hundiendo su reputación con gestos maleducados

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La enésima desventura protagonizada por Miguel Brito ha tenido lugar esta misma mañana en la Ciudad Deportiva de Paterna: el portugués, en lugar de dar una explicación sobre su situación con la justicia portuguesa, ha hecho una "peineta" a la prensa... y luego lo ha "arreglado" diciendo que se la hizo a un aficionado. ¿Qué te parece la última de Miguel?

Ciudad Deportiva de Paterna. Mediodía. Termina la sesión de entrenamiento, y la prensa aguarda en el aparcamiento la salida de Miguel Brito, protagonista el pasado miércoles de una noticia importante y que, en caso de que el juicio concluya que el valencianista es culpable de un delito de posesión ilegal de armas, podría tener una pena de hasta cinco años de prisión.

Al rato, Miguel Brito enfilaba la salida del recinto en su todoterreno. Los periodistas presentes han intentado que el portugués detuviese el vehículo, pero el luso ha pasado como una centella sin parar el coche. Veinte metros ha durado el acelerón, hasta la segunda barrera de seguridad. Mientras se levantaba, algunos aficionados se han acercado al coche esperando que Miguel les firmase algún autógrafo, preciosos segundos que los periodistas han intentado aprovechar para acercarse a la carrera al todoterreno. Entonces, el desplante: Miguel ha sacado su mano por la ventanilla para hacer una "peineta" con el dedo a los presentes, y acelerar hasta dejar atrás la Ciudad Deportiva. Una escena más propia de una comedia de Hollywood.

Obviamente, la indignación en los presentes no se ha hecho esperar, dado que la "peineta" se ha considerado un insulto a los periodistas que sólo intentaban conocer la versión del futbolista.

Por la tarde, sin embargo, el asunto se ha complicado todavía más. Porque, en su afán de matizar lo ocurrido por la mañana, Miguel ha acabado metiéndose en un "charco" incluso mayor que el anterior. En unas declaraciones facilitadas por el Valencia a la Agencia EFE, el luso aseguró el gesto despectivo que realizó al abandonar esta mañana la ciudad deportiva iba dirigido a una persona y no a los medios de comunicación presentes.

Según la versión del jugador, ese "gesto instintivo" iba dedicado a una de las dos personas que le habían solicitado parar el coche para hacerse una foto con él "porque me había faltado al respeto". "En ningún caso iba dirigido ese gesto a la prensa sino a esa persona que me había ofendido", ha recalcado Miguel. Es decir, que el insulto no era a los periodistas... sino a un aficionado. Pues estamos apañados.