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06 de julio de 2009
Chile, 1962, Carlos Ditborn Pinto, “Porque nada tenemos, todo lo haremos”.
Chile 1962
Para organizar este mundial, Chile tuvo que sortear varios obstáculos, entre ellos: la falta de buenas comunicaciones, la reciente infraestructura turística y el mal estado de las sedes deportivas.
Ante estos problemas debió luchar mucho e invertir gran cantidad de dinero, para ampliar y remodelar todos los estadios de fútbol, hasta que la F.I.F.A. le dio el visto bueno.
Incluso el Mundial corrió serio riesgo al ocurrir un violento terremoto, el 21 de mayo de 1960, que arrasó las ciudades de Talca y Concepción (que habían sido declaradas subsedes fueron descartadas) y el cual dejó un saldo de 5.700 muertos y mas de tres millones de personas sin techo.
Ante el desastre ocurrido, el presidente de la Federación Chilena de Fútbol y principal impulsor del torneo, Carlos Ditborn Pinto, declaró: “Porque nada tenemos, todo lo haremos”, finalmente se realizó el campeonato, pero treinta y tres días antes del puntapié inaugural moriría Ditborn Pinto.
El presidente de Chile, el doctor Jorge Alessandri, ratificó el apoyo hacia el torneo aclarando que la realización del mismo era una cuestión que interesaba al honor nacional. El gobierno trasandino recibió la colaboración de varios países sudamericanos, mientras que la F.I.F.A., le donó al comité organizador 20.000 dólares.
A pesar de los pesares, para éste Mundial hubo un récord de inscripciones, fueron 57 las naciones que presentaron su solicitud para jugar el torneo.
Dicho campeonato sufrió de muchas bajas importantes en distintos equipos: un gran ausente fue Alfredo Di Stéfano, quien iba a tener la última oportunidad de disputar una Copa de Mundo representando a su país adoptivo, España, pero en vísperas del campeonato, se lastimó su rodilla derecha y no pudo recuperarse. Otro fue Pelé, que apenas comenzado el mundial sufrió un desgarro muscular.
Otras bajas importantes las sufrió la selección inglesa, ya que un tiempo antes el Manchester United, equipo en el que jugaban la mayoría de los seleccionados ingleses había tenido un terrible accidnte aereo, quedando como único sobreviviente para el campeonato Bobby Charlton.
Uno de los mayores inconvenientes que tenían los organizadores de la Copa del Mundo, era el idioma, ya que con la fecha de inicio cerca no habían podido conseguir intérpretes más que para las lenguas mas tradicionales, como el inglés, el francés y el alemán.
En esa instancia apareció en la Subcomisión de Informaciones, un muchacho de le región de Temuco (al sur de Chile), ataviado con ropas humildes llamado Segundo Sánchez pidiendo trabajo, “…domino dieciocho lenguas nada mas señor…”, le comunicó al encargado de la Comisión de Fútbol Chilena.
Luego de una exhaustiva evaluación, notaron que Sánchez dominaba mas de los dieciocho idiomas que dijo, entonces el joven declaró: “…en realidad hablo hasta veinticinco lenguas, sin contar algunos dialectos como el malayo y el indonesio…”, mas tarde explicó que los había aprendido por su propia cuenta a través de diccionarios, libros y revistas comprados en una vieja librería.
El muchacho fue contratado de inmediato y una vez finalizado el Campeonato del Mundo continuó su carrera en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
Para éste torneo, los fabricantes de las pelotas empleadas en éste Mundial de Fútbol, aumentaron la cantidad de gajos, con lo cual lograron una esfera más regular.Para cubrir el Mundial de Chile 1962, acudieron más de 800 periodistas del mundo entero.
Los últimos tres jugadores de los cuatro que defendieron mas de una selección en la historia de los mundiales lo hicieron por segunda vez en éste torneo.
Ferenc Puskas, jugó para Hungría en el ´54 y en el ´62 para España al igual que José Santamaría, quién anteriormente había jugado para su país natal, Uruguay.
El tercero se trata de Juan José “Mazzola” Altafini, quién jugó para su país de origen, Brasil en el ´58 y en el Mundial de Chile representaría a Italia, perdiendo la posibilidad de dar nuevamente la vuelta olímpica.
Ante la inclusión masiva de jugadores de otras nacionalidades, la F.I.F.A., tomó la determinación de que si un jugador, disputó una Copa del Mundo (o eliminatorias para la misma) en representación de un país, no podrá hacerlo por otro.
El 3 de junio en Viña del Mar, por la primera ronda del grupo C, se enfrentaron España y México, los europeos ganaron por un tanto contra cero.
Ninguno de los dos seleccionados pudo superar la primera ronda, pero lo curioso del caso no es el partido en sí, sinó lo que dijeron los periódicos de sendos países al día siguiente, empecemos por un medio de la madre patria:
“México más rival de los esperado…Terminaba el primer tiempo, 3 minutos antes Hernández (delantero mexicano), sólo ante Carmelo (arquero español), marró un gol claro. A los 44, la salida de un corner inexistente contra España. Escapó Gento habilitado por Del Sol. Quedaron en su camino Muro y Sepúlbeda. Centro atrás y gol de Peiró. Triunfo afortunado pero no inmerecido”.
Mientras que en un diario azteca se podía leer lo siguiente: “…De haber habido ganador debió ser México….De una mano de un defensor español, dentro del área, no castigada, derivó el contragolpe que significó la injusta derrota de los mexicanos…”.
Luego de la victoria contra los mexicanos, el entrenador de España, Helenio Herrera, confiado en una segura victoria frente a los brasileños ya que Pele había abandonado el torneo, dispuso nueve cambios en la formación titular, solamente Puskas y Gento fueron sobrevivientes del partido ante México.
Antes de jugado el cotejo, Helenio declaró: “Sin Pelé, Brasil es débil. ¿Quién es Amarildo?”.
Brasil ganó por 2 a 1, con dos tantos convertidos por Amarildo en menos de 15 minutos. Es de suponer que las palabras del bueno de Don Helenio no estaban destinadas a menospreciar las capacidades futbolisticas de los brasileños,si no mas bien para motivar a sus jugadores de que la victoria era posible.El seleccionado español presentó cuatro jugadores de diferentes nacionalidades: Puskas (húngaro), Martínez (paraguayo), Santamaría (uruguayo) y Di Stéfano (argentina). España utilizó a 20 de los 22 jugadores que llevó al torneo. Por ésta razón la prensa chilena los bautizó “La Onu”.
En el mundial de Chile de 1962, el director técnico de la selección argentina, Juan Carlos Lorenzo, entregó a cada jugador, antes del partido contra Hungría un papelito con las instrucciones escritas sobre como debía jugar, como para no dejar nada librado al azar, o para que ningún futbolista pueda pensar por su propia cuenta.
A pesar del esfuerzo del “Toto”, uno de los integrantes de aquel seleccionado, Silvio Marzolini, declaró treinta y ocho años mas tarde: “Nos faltó organización”.
Antes del partido frente a Inglaterra, el entrenador argentino le había dado miles de recomendaciones al arquero Antonio Roma sobre los posibles zurdazos de media distancia de Bobby Charlton. Finalmente Argentina perdió 3 a 1 con Inglaterra y el segundo gol inglés lo convirtió Charlton con la pierna derecha.
El DT, Juan Carlos “Toto” Lorenzo, a quien los dirigentes lo hicieron asumir cuatro meses antes de comenzado el torneo, obligando a renunciar a Victorio Spinetto, cuando Lorenzo hacía tan solo seis meses que se encontraba en el país, debido a que llevaba trabajando trece años en Europa como entrenador de diversos clubes.
Sobre el director técnico, varios jugadores coincidían: “Lo peor de todo es que en medio de un entrenamiento o de una charla se ponía a hablarnos en italiano y no entendíamos nada”.
El entrenador argentino cambió tantas veces la formación titular en tan pocos cotejos que sólo Silvio Marzolini y Federico Sacchi jugaron los tres partidos que disputó el seleccionado sudamericana. Incluso de los 22 jugadores que integraron el seleccionado, sólo tres no jugaron un partido (recuerden que no había cambios).
“La selección que fue a Chile fue la peor que integré en mi vida”, recordó años después el defensor Antonio Rattín.
Uno de los hechos mas curiosos que ocurrió en éste mundial fue el que protagonizaron los jugadores yugoslavos luego del partido que perdieron contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas por 2 a 0, el 30 de Mayo en Arica, por la primera rueda, donde el mediocampista de Yugoslavia, Mujic, en una reacción violenta sin pelota le fracturó la tibia y el peroné de la pierna izquierda al zaguero ruso Dubinsky.
Entonces entre los dirigentes yugoslavos y sus propios compañeros decidieron la expulsión del equipo de Mujic.
El defensor soviético nunca podo recuperarse de la lesión sufrida, luego de varias operaciones, donde incluso le debieron amputar la pierna, en 1969 fallece debido a una infección en la mortal herida.
El saldo final fue el siguiente:
Rusos: Dubinsky – Fractura de tibia y peroné en la pierna derecha.
Metreveli – Herida cortante en la ceja, doce puntos de sutura.
Ponedeljnik – Hematoma en el tobillo.
Yugoslavos: Matus – Fractura del tabique nasal.
Mujic – Golpe con herida cortante en un tobillo.
Dos días después del encuentro contra los rusos, en el mismo estadio, los yugoslavos protagonizarían otra batalla campal, ésta vez los rivales fueron los uruguayos, quienes cayeron derrotados frente a los europeos por 3 a 1.
En el Grupo A de la primera fase del torneo, la U.R.S.S., finalizó en el primer lugar de la tabla de posiciones, a pesar del susto vivido en su segundo encuentro disputado el 3 de Junio en la ciudad de Arica, donde luego de ir venciendo a Colombia por tres a cero antes de los doce minutos del primer tiempo y por cuatro a uno a los once del segundo, en tan sólo ocho minutos, la selección de Colombia consiguió convertirles tres goles y empatar el marcador en cuatro tantos.
La técnica empleada por el entrenador de Colombia, el argentino Adolfo Pedernera, fue muy simple, en el entretiempo, y con el marcador tres a uno abajo, les indicó a los caribeños que jueguen sueltos y que salgan a divertirse.
Sus dirigidos siguieron al pie de la letra las indicaciones del técnico y con un fútbol vistoso lograron empatar en cuatro goles el partido, luego de ir perdiendo por 4 a 1, y lograr de ésta forma el único punto para Colombia en Chile ´62. Asi fue como Colombia adquirio su fama de “TOQUE” y futbol ofensivo.
El arquero de Rusia era nada más ni nada menos que Lev Yashin, apodado “La Araña Negra” debido a que siempre vestía ese color en el campo de juego, uno de los mejores guardametas de la historia del fútbol. Quién luego del inesperado empate colombiano (con un gol olímpico incluido) y de la eliminación rusa del torneo quedó marcado como uno de los responsables del fracaso soviético en tierras chilenas porque aducían que ya estaba viejo a sus treinta y tres años de edad, incluso al año siguiente dejó de ser titular de la selección durante un corto lapso.
El juez que dirigió aquel cotejo que empataron rusos y colombianos fue el árbitro brasileño Etzel Filho, quién años más tarde confesó: “Yo empaté aquel partido. Soy descendiente de húngaros y odio a los rusos desde la invasión soviética a Hungría en 1956”,y es que los arbitros tambien son humanos.
En los otros dos partidos el seleccionado colombiano cayó derrotado, primero contra Uruguay, luego de ir venciéndolos por uno a cero, los charrúas lesionaron a dos futbolistas centroamericanos, dejando con nueve hombres al equipo, ya que por ese entonces no estaban permitidos los cambios. Uno de los lesionados fue el defensor Zuloaga, quién se retiró del campo de juego con tres costillas fracturadas.
Mientras que en el último partido perdieron sin atenuantes frente a Yugoslavia quienés terminaron cuartos en el torneo, por cinco a cero.
Al regresar a su patria, los jugadores fueron recibidos en Bogotá como héroes.
Luego de la victoria chilena sobre la U.R.S.S., disputado por cuartos de final el 10 de Junio, hubo festejos extras en todo el territorio chileno.
El motivo de la alegría desmedida del pueblo trasandino, se basa en que cuando la F.I.F.A. designó a Chile como sede del torneo, los países europeos (encabezados por la U.R.S.S.) dudaron seriamente de la capacidad económica y organizativa de los sudamericanos.
La tarde de la derrota rusa, en las calles de Santiago, la gente exponía carteles que decían: “Subdesarrollados 2 – Europa 1”.
A pesar del triunfo brasileño, el Mundial del ´62, fue recordado como un Mundial gris, con seleccionados de bajo nivel, con numerosos incidentes ocurridos en varios encuentros entre los jugadores, tanto fue así que al tercer día de comenzado el campeonato ya se contabilizaban treinta y cuatro lesionados, mientras que al cuarto se encontraban cincuenta jugadores lesionados. En total hubo tres fracturas de piernas, una de tabique nasal y una de cadera.
Uno de los violentos partidos fue el protagonizado por la selección local y la italiana, donde el principio del problema se gestó días antes de comenzado el partido en los medios de comunicación y luego se trasladó al campo de juego.
Todo comenzó años atrás cuando los dirigentes del fútbol italiano se oponían a la realización del torneo en Chile y continuó cuando dos periodistas italianos enviados especialmente al Mundial, habían escrito para su país un artículo informando sobre las condiciones sociales y económicas de Chile.
Aquí reproduciremos la nota escrita por el corresponsal Corrado Pizzinelli, publicada en el diario italiano “Il Resto del Carlino”, la copia de la misma es textual,;
“La infinita tristeza de la capital chilena.
Santiago, el confín del Mundo.
En ningún lugar uno se siente tan lejano, perdido y solo como en la ciudad huésped del campeonato internacional de fútbol. Para los extranjeros es imposible huir de la nostalgia. Los jugadores se resentirán con éste clima depresivo.
MALESTAR – Desde que estoy en Chile tengo la curiosa sensación de llevar el mundo sobre mis espaldas. Se le siente encima igual que la tristeza de los habitantes, y ello provoca un malestar curioso que se agrava por los enormes saltos de temperatura. Ayer a la mañana el termómetro marcaba 4º; a las 14 horas más de 29º. La sangre se torna torpe y parece faltar en las venas, y después de permanecer algún tiempo en Chile uno se siente extraño a todo y a todos. El virus de la lejanía más abandonada, más solitaria, más anónima, se mete en el ánimo de todos y creo que ello incidirá en el estado anímico de los atletas. Es por algo que las federaciones futbolísticas de algunos países han enviado expertos para estudiar éste problema psicológico y descubrir que puede hacerse para poner a los jugadores a cubierto de él.
La presencia de los connacionales, las fiestas, los cócteles, las ceremonias y las reuniones servirán de muy poco, pues la melancolía y la soledad están en todas partes. Desde que estoy en Chile me parece estar condenado a vivir en ésta tierra triste y fantástica en la que se desenvuelve la acción de ese libro no olvidado de Julien Cracq, “Las orillas del Mar Muerto”.
La tristeza flota en cada una de las conversaciones, como una doliente espera y resignación, no demora en apoderarse del europeo más activo y lleno de buen humor. En vano los chilenos, como para consolar a los italianos, dicen que Santiago se parece a Turín, que tiene un río como el Po que atraviesa, el Mapocho, un Parque Forestal que comparan al Valentino y calles derechas y a escuadra.
Cosas que no significan nada y nos hacen decir que Santiago se parece a Turín como Roma a Milán. Las mismas muchachas chilenas, tan famosas en el mundo por su gracia y donaire y tan a menudo comparadas con las turinesas, tienen muy poco de ellas. Se destacan por su liberalidad y su afán de progresar, y esa es una de las semejanzas, lo que constituye uno de los tantos lugares comunes sobre los que cierto periodismo y cierta literatura han derramado verdaderos ríos de tinta. Y ello tal vez para tratar de hacer olvidar la realidad de ésta capital, que es el símbolo triste de uno de los países subdesarrollados del mundo y afligido por todos los males posibles: desnutrición, prostitución, analfabetismo, alcoholismo, miseria… Bajo éstos aspectos Chile es terrible y Santiago su más doliente expresión, tan doliente que pierde en ello sus características de ciudad anónima. Barrios enteros practican la prostitución al aire libre: un espectáculo desolador y terrible que se desarrolla a la vista de las “callampas”, un cinturón de casuchas que circundan las ya pobres de la periferia y habitadas por la más doliente humanidad. Se dirá que todo en Sudamérica es así, y que ello no es de extrañar y que en todas las ciudades hay problemas de este tipo. Los hay en Moscú, Nueva York, Río de Janeiro y Roma. De acuerdo. Pero en esas ciudades los problemas de ese tipo tienen un límite; aquí afectan a centenares de miles de personas. Que se entienda bien, no son de origen indio. El 98 o 99 por ciento de la población chilena es de origen europeo, lo que nos hace decir y pensar que Chile, en el problema del subdesarrollo, tiene que colocarse a un mismo nivel que los países de Asia o África, pero que aquí, por la formación de su población, la regeneración es mucho más grave que en los casos citados. Los habitantes de esos continentes no son progresistas, éstos son retrógrados.
LOS TURISTAS – Santiago es un campeón de los problemas más terribles de América Latina, y es necesario aclarar que si la actual clase dirigente, organizando el actual Campeonato del Mundo, buscaba para si buena propaganda para las próximas elecciones, teniendo presente además la obtención de créditos tipo Plan Marshall para Sudamérica y una comprensión especial de parte de la famosa “Alianza para el Progreso”, no cabe duda de que esa clase dirigente ha cometido el más craso error. Todo lo que Santiago muestra, aún las casas populares construidas de prisa para algunas decenas de millares de personas, son sólo un pálido esfuerzo, que a nadie convence y es la prueba más brillante de la forma como cierta clase dirigente resuelve determinados problemas, en busca de su propio beneficio. De otra manera no se explicaría cómo ha podido aceptar la organización de los juegos mundiales sin disponer de los medios necesarios ni de albergues suficientes. Los periodistas deportivos que están llegando tratarán éste asunto por su cuenta. Yo me anticipo sólo a anticipar un pequeño hecho. Al iniciarse la organización, el gobierno aseguraba obtener millones de dólares por la afluencia de turistas, pero ahora Santiago se ha dado cuenta de que dispone solamente de 25 mil camas (de las cuales el 90 por ciento están en casas privadas), pero que los turista extranjeros no serán más de unos tres mil, excluidos los jugadores y periodistas y que la pérdida neta será de unos mil millones.
Naturalmente muchos políticos señalan que éste gasto es tan lógico y necesario como la televisión montada de prisa para ésta oportunidad. ¿Pero lo era en realidad cuando tantos problemas graves afligen al país?. Ésta pregunta es hecha frecuentemente por la oposición y el Gobierno no le responde cómo resolverá los graves problemas que debe afrontar cotidianamente. Hay la huelga de los médicos (que se niegan a prestar atención a quienquiera que la solicita); está la extraña lucha por las aguas del Lauca, que Bolivia reivindica para sí; existe la situación del campesinado, donde hay trabajadores agrícolas que por doce horas de trabajo ganan 40 de muestras liras; están los problemas de la luz eléctrica y del agua potable en Santiago. No es en absoluto una ciudad fascinante, sin grandes monumentos ni recuerdos históricos, sin palacios que se destaquen, sin una nota de arte o de cachet, como dicen muchos en el lenguaje mundano: es amable y simple en la resignada tristeza de las poblaciones de la periferia, las que están en abierta contraposición con aquellas de los centros residenciales, donde excelentes arquitectos han construido chalets y casas dignas de adornar un libro de arte moderno. Santiago, con su pequeño centro europeo; sus boites, que ofrecen espectáculos de “picaresque”, esto es, strip-tease, ejecutado por chilenas, francesas, alemanas o italianas; con sus cines y con sus grandes teatros, tiene un no sé qué de chocante.
Y todo esto se da en Santiago, tal vez por ser el símbolo de todos los problemas de Chile, de ésta estrecha faja entre mar y montaña, que tiene 3.500 kilómetros de largo, que comienza en el norte con el desierto y termina en el sur con los hielos del polo, con el océano al oeste y la Cordillera de los Andes al este, que la separan, al igual que el polo y el desierto, del resto del mundo, al que anhela unirse, no sólo en el concierto deportivo, sino también en la búsqueda de la verdad y de la justicia, que no es la que los comunistas locales auspician, pero tampoco la que trata de darle la actual clase dirigente”.
Cuando se recibieron en el país trasandino los cables dando cuenta de esa publicación, los medios locales alentaron el patriotismo mal entendido del pueblo y declararon huéspedes no gratos a ambos reporteros. Tiempo después la misma nota fue reproducida por el diario “El mercurio” de Chile. Incluso el titular del diario “Clarín de Santiago” en enormes letras en Negrita rezaba: “GUERRA MUNDIAL”
Sumado a esto podemos agregar que para el conjunto de la península itálica jugaban como “oriundi” dos argentinos.
Con ésta caldeada situación, ingresaron los jugadores italianos, con ramos de flores en sus manos, las cuales fueron arrojadas a las tribunas, en un estéril intento de convencer a los hinchas chilenos, quienes les propinaron una estruendosa silbatina. Dicen las malas lenguas que el oriundi Sívori, se negó a integrar el equipo.
Con una situación semejante, y con un árbitro localista, el inglés Kenneth Aston, quién decidió ver las faltas cometidas por los visitantes solamente y que a los 7 minutos de comenzado el partido expulsó al italiano Ferrini.
En un momento del partido, el chileno Leonel Sánchez reaccionó bruscamente ante una infracción del italiano Mario David, pegándole una trompada en la cara. El referí, expulsó al defensor europeo, mientras que a Sánchez lo dejó sin sanción alguna.
Además el argentino que jugaba para Italia, Humberto Maschio, sufrió una fractura de tabique nasal, de una infracción del mismo jugador trasandino que no fue sancionada por el juez.
En el partido, finalmente triunfaron los sudamericanos y al día siguiente los periódicos de la península itálica calificaron a los chilenos de “caníbales” y que “Italia perdió con Aston” en referencia al árbitro del partido a quien también acusaron de “hostil, provocador e incompetente”, mientras que en la ciudad de Milán, los policías debieron custodiar celosamente el consulado chileno por varios días.
Ken Aston, juez de dicho partido, admitió su intención de detener aquel partido, cosa que finalmente no hizo por temor a que se produjera un motín. Años mas tarde, como “premio” a su desempeño, la F.I.F.A. le adjudicó a Aston un importante puesto en el Comité de Árbitros de la F.I.F.A. y se lo designó para observar el desempeño de los jueces en los Mundiales de Inglaterra 1966 y México 1970.
Con el transcurrir de los días, éste partido fue recordado como “La Batalla de Santiago”.
El juego desleal continuó durante todo el torneo, y los germanos no se querían quedar afuera, en el partido que disputaron contra Suiza, el alemán Szymaniak le fracturó el peroné izquierdo a Eschmann.
Luego de terminado el partido, que finalmente ganaron los alemanes por 2 a 1, el entrenador del conjunto ganador reconoció: “Si no se vuelve a las leyes del deporte, éste torneo está muerto”.
La selección de Brasil, ésta vez sin su máxima estrella Pelé (quien tuvo que salir lesionado frente a México en la primera ronda, “recibí la pelota y arranqué hacia el arco. Cuando estaba cerca del área le pegué mal y sentí un dolor agudo que me subió por el cuerpo”, recordaba el diez carioca), nuevamente se consagró campeón mundial, utilizando tan solo a doce jugadores que juntos sumaban trescientos sesenta años, a un promedio de treinta, los picos los marcaban Nilton Santos de treinta y siete y Pelé con veintiuno.Mientras el entrenador brasilero Aymore Moreira daba las últimas instrucciones previas a la final del Mundo, Mané Garrincha interrumpió la charla técnica para realizar una pregunta: “Maestro, ¿hoy es la final?”, cuando le respondieron afirmativamente, el chueco delantero concluyó entre risas “Ah, con razón hay tanta gente”.
La final la disputó Brasil contra Checoslovaquia, a pesar de los malos presentimientos que tenía el jefe de la delegación checa, quién antes que su seleccionado disputara el encuentro de cuartos de final contra Hungría avisó en el hotel que al día siguiente abandonarían las habitaciones, pero no sólo derrotaron a los húngaros, sino que en las semifinales hicieron lo propio con los yugoslavos, para acceder por primera y única vez a la final de la Copa del Mundo.
Los aficionados chilenos, a priori, alentarían a favor de los cariocas, ya que habían recibido constantes críticas de los europeos, aunque al salir ambos seleccionados al campo de juego, notaron que los checos portaban una bandera chilena, con lo cual dio vuelta el fanatismo chileno hacia los checoslovacos.
El partido final lo ganó Brasil por 3 a 1, al término del partido el técnico checo, Rudolf Vytlacil, se despachó con un lacónico: “Que se le va a hacer, dos errores impensados de nuestro arquero le dieron el triunfo a Brasil”, en obvia referencia a la mala actuación del arquero Schroif.
El jugador brasileño Vavá, se consagró como el primer futbolista en la historia de los Mundiales, en convertir tantos en dos finales del mundo distintas, convirtió dos en el ´58 y uno en el ´62, ocho años más tarde lo igualaría Pelé, con dos en el ´58 y uno en el ´70.
Cuatro años más tarde, el alemán Paul Breitner, le marcó uno a Holanda en el ´74 y uno a Italia en el ´82, pero a diferencia de los brasileños, el segundo tanto de Breitner no alcanzó para que Alemania se consagrara campeón del mundo.
En ésta oportunidad, Brasil, se consagró de la mano de Garrincha, a quién en una gran actuación frente a los dueños de casa fue expulsado por reaccionar frente a uno de las cientos de patadas que había recibido de parte del chileno Landa. Luego de ser advertido por el árbitro, Garrincha, al ver los orientales rasgos en el rostro del juez, optó por insultarlo, total seguro que no comprendería…… aunque el referí del partido resultó ser peruano, que al entender todas las barbaridades lanzadas por el brillante delantero brasilero, no pudo menos que expulsarlo.
Mientras Mané se retiraba al vestuario, desde la tribuna le arrojaron una piedra que impactó en su cabeza y debieron suturarlo.
Si Garrincha era suspendido, no podría disputar el partido final, por lo cual el primer ministro brasileño, Tancredo Neves, envió personalmente un telegrama a las autoridades encargadas de la organización del torneo, felicitando por el excelente espectáculo, y a Sir Stanley Rous, presidente F.I.F.A., y ya que estaba agregó: “…El gobierno brasileño espera que las autoridades de la F.I.F.A. autoricen la presencia en la final de todas las estrellas brasileñas, y en especial de Garrincha, un extraordinario atleta cuya disciplina y limpieza son conocidas en todo el mundo, le pido esto en nombre de la alegría del pueblo brasileño”.
Hasta el gobierno peruano, país natral del árbitro Arturo Yamazaki, quién expulsó a Mané, intercedió para que habiliten a Garrincha, por medio de su encargado de negocios en Chile.
Incluso los checoslovacos, futuros rivales de Garrincha pidieron que solo amonesten a Mané.
Pero para que Garrincha no fuera suspendido era completamente necesario que el árbitro y el juez de línea Esteban Marino fueran “moderados” con el informe de la expulsión.
Se comenta que antes de la reunión del Comité de Disciplina de la F.I.F.A., donde se trataría el caso Garrincha, llegó a Santiago de Chile desde Río de Janeiro una valija llena de dinero.
El informe del árbitro fue todo lo blando que se puede comprar, mientras que Esteban Marino no declaró ya que en ese momento se encontraba reunido con dos delegados brasileños en un hotel de Santiago.
Cabe destacar que el lineman había arbitrado en la década del ´50 en el campeonato de San Pablo y mantenía una relación amistosa con el presidente de la Federación de Fútbol de aquella región y con el DT del seleccionado, Paulo Machado do Carvalho.
De más está decir que Mané fue sólo amonestado.
Cuenta la leyenda que Garrincha estaba tan al margen de lo que sucedía, que ni siquiera sabía contra que seleccionado disputaría la final del mundo.
Garrincha, de regreso a su país, gran cantidad de padres de familia brasileños, le ofrecían sus hijas adolescentes para que tengan nietos que jugaran al fútbol tan bien como él.
Pero esa situación se revirtió rápidamente cuando los medios de comunicación cariocas dieron a conocer el romance del delantero brasileño con una cantante (también brasileña) llamada Elza Soares, Mané dejó a su familia y se juntó con su nueva pareja. La prensa dio a conocer la situación y criticó duramente la actitud del futbolista, desatando una campaña “anti-Garrincha” en el país.
El pueblo llegó a apedrear el departamento que compartían la cantante y Mané. Ahí comenzó a declinar su carrera. Finalmente Garrincha se casó en cuatro oportunidades, teniendo un total de catorce hijos, murió el 20 de enero de 1983, a los cincuenta años de edad, en la pobreza y por el consumo en exceso de alcohol.
Un día antes de morir, le entregó a su última esposa un billete de lotería para que controlara su suerte y si ésta llegaba a ser buena, la tomara como herencia. A su velatorio asistieron más de cien mil personas.
Actualmente, su ciudad natal, Pau Grande, pasó a llamarse “Cidade Mané Garrincha”.
Este fue el último Mundial visto por el belga Jules Rimet (creador de la primera Copa del Mundo), ya que falleció el 16 de octubre de 1962, a los 83 años.
Una declaración muy importante de Jules Rimet es la que cuenta que dijo con amplio pesar y a modo de consejo, poco antes de fallecer: “hay que tener mucho cuidado porque el fútbol se está convirtiendo en un negocio”, aunque treinta años mas tarde Joao Havelange se haya vanagloriado de “vender un producto llamado fútbol”.
El Estadio Nacional de Santiago, inaugurado en 1937, donde se disputaron los principales cotejos, que tiene una capacidad para 76.000 espectadores, fue utilizado durante los años de gobierno defacto del general Augusto Pinochet, (1973-1990), como lugar de detención, tortura y muerte de miles de habitantes de esa nación,y es que los governantes siempre utilizaron el futbol para sus propositos,por muy perversos que fueran.
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